"...Soy el anciano, soy la Tierra. Mis orígenes se pierden en la oscuridad del pasado. Fui el guerrero, fui bueno y justo. Atroné por la tierra como la ira de un dios justo, pero los años de guerra y todas las muertes desmenuzaron mi alma como el viento convierte la piedra en arena. Todo el bien se deslizó fuera de mi vida; descubrí que mi juventud y mi fuerza se habían ido, y que todo lo que quedaba era muerte.
Mi ejército se aposentó en el valle de Barovia y tomó poder en nombre de los dioses, pero sin divina gracia o justicia. Llamé a mi familia, arrojada desde hacía mucho de sus antiguos tronos, y la traje aquí para que se aposentaran en el Castillo Ravenloft. Acudieron con un hermano mío más joven, Segei. Era apuesto y juvenil. Yo lo odiaba por ambas cosas.
Sergei había elegido de entre las familias del valle una cuyo espíritu brillaba por encima de todos los demás: una rara belleza, que era llamada "perfección", "alegría" y "tesoro".
Su nombre era Tatiana, y yo ansiaba que fuera mía. La amaba con todo mi corazón. La amaba por su juventud. La amaba por su alegría.
¡Pero ella me desdeñó!. "Viejo", era mi nombre para ella, y también "hermano". Su corazón fue hacia Sergei. Se comprometieron. Se fijó la fecha.
Con palabras me llamaba "hermano", pero cuando miraba dentro de sus ojos éstos reflejaban otro nombre: "muerte". Era la muerte de la vejez la que ella veía en mi. Amaba su propia juventud y gozaba de ella. Pero yo había malgastado la mía. La muerte que ella veía en mi la apartaba de mi lado. Y así empecé a odiar la muerte, mi muerte. Mi odio era muy fuerte; no me dejaría llamar "muerte" mucho tiempo.
Y así hice un pacto con el propio Diablo, un pacto de sangre. El día de la boda, maté a Sergei, mi hermano. Mi pacto quedó sellado con su sangre.
Hallé a Tatiana llorando en el jardín al este de la capilla. Huyó de mi. No me dejó explicarme, y una gran ira creció dentro de mi. Tenía que comprender el pacto que había hecho por ella. La perseguí. Finalmente, desesperada, se arrojó desde las murallas de Ravenloft, y yo contemplé todo lo que siempre había deseado caer fuera de mi alcance para siempre.
Eran trescientos metros por entre la bruma, pero jamás se halló el menor rastro de ella. Ni siquiera sé cuál fue su destino final.
Las flechas de los guardias del castillo me atravesaron hasta el alma. Pero no morí. Como tampoco seguí viviendo. Me convertí en un muerto viviente, para siempre..."
El mítico vampiro de D&D, el serñor de Barovia y su corcel nos llegan en una de mis lineas favoritas de la mano de Gale Force Nine. Como viene siendo habitual, nos llega en una edición limitada y numerada a 1500 copias.
Para mas info: http://www.gf9-dnd.com/home.aspx
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